Eres delegada de imaginación en tiempos de guerra,
La noche entre los cristales del escaparate.
Un viento corriente se cuela en el sabor de tu boca
amargo como la tierra,
dulce como la luna.
Un verso de tus ojos vino a mi diapasón.
y así perdidos entre las sombras de la ciudad,
empecé a escribir palabra tras palabra.
Los bares despertaban nuestros pies al ritmo del rompeolas,
“ojala aquella chica me mire al pasar.”
Y mientras, tumbados en los rincones,
me di cuenta de que su pelo se mecía en mis manos,
como el tacto de la lluvia sobre el desierto.
Luego de regreso a casa,
el sol se llevó cada uno de los sentimientos
con la primera luz del alba.
Y yo borracho mientras sacaba las llaves,
me preguntaba si tu mala memoria,
recordaría mi nombre.
Una esquina, unos versos, unos acordes de guitarra al compás de las luces de neón. Aceras, adoquines, kilómetros de asfalto y carretera. Las botas gastadas aprietan mucho más que antaño y el cuero de la cartera no huele igual que antes. Camisetas blancas de tirantes, arpegios con cuerdas de metal y el sudor de las paredes de un local más que se agita entre copas de vino y vasos de cerveza. La banda de los corazones solitarios hace tiempo que está de gira, dicen que pronto volverá por aquí, mientras la poesía intenta doblar los renglones torcidos de una realidad que se mueve demasiado deprisa. Vasos cortos de licorprohibido que baja por la garganta y macera en las tripas, una tarjeta de visita amarillenta con las esquinas gastadas, hemos llamado a tu puerta, hoy estás de suerte.
Después de su vigésimo aniversario 2004/2024, Absenta Poetas, continúa en la acción directa, combinando las ediciones de su revista con los recitales y conciertos. Vuelven años de pisar el mármol de los bares, pubs, salas, bibliotecas y librerías, la tierra sin techo que se viste al aire libre y las habitaciones de los poetas y músicos que siguen dando vida a este viaje con forma de proyecto de largo recorrido. Más de 17.000 ejemplares sueltos, que vuelan sin retorno, como testigos agradecidos de esta andadura que sigue mirando al futuro, para daros las gracias a todas y a todos los que apoyáis este compromiso. Velas, incienso, dos monedas para los caídos y un brindis para tod@s vosotr@s... Absenta Poetas, seguimos...
ODIO LAS CIUDADES DE CARECEN DE PIEDAD de Oscar Domínguez
Odio a las ciudades que carecen de piedad,
que se levantan serias
con ese sabor metálico de la discordia
y los ojos enrojecidos de los lunes.
Un poeta escribe del mañana
con el hoy suspendido
en un punto y aparte
sin más reglas que la imaginación
y la realidad reprimida en los labios.
Las calles son a veces desiertos y otras selvas.
Hay sueños de cristal orgánico
y besos que rompen mi columna en dos
con la piel reflejada en el espejo
de los rencorosos.
Odio a las ciudades que carecen de piedad,
que te miran altivas desde sus tejados
como gigantes que se hacen pasar por molinos,
como la voz del lobo
en la piel del cordero
sonriendo por un agravio comparativo.
Busco laberintos sin nombres mitológicos.
Porque siempre la realidad supera la ficción
y no todos los héroes
son de Marvel o temen la Criptonita.
Un poeta escribe del pasado
creyendo en el futuro
con los ojos abiertos,
con tu risa clavada en mi verano
y el amor pendiente para septiembre.
que se levantan serias
con ese sabor metálico de la discordia
y los ojos enrojecidos de los lunes.
Un poeta escribe del mañana
con el hoy suspendido
en un punto y aparte
sin más reglas que la imaginación
y la realidad reprimida en los labios.
Las calles son a veces desiertos y otras selvas.
Hay sueños de cristal orgánico
y besos que rompen mi columna en dos
con la piel reflejada en el espejo
de los rencorosos.
Odio a las ciudades que carecen de piedad,
que te miran altivas desde sus tejados
como gigantes que se hacen pasar por molinos,
como la voz del lobo
en la piel del cordero
sonriendo por un agravio comparativo.
Busco laberintos sin nombres mitológicos.
Porque siempre la realidad supera la ficción
y no todos los héroes
son de Marvel o temen la Criptonita.
Un poeta escribe del pasado
creyendo en el futuro
con los ojos abiertos,
con tu risa clavada en mi verano
y el amor pendiente para septiembre.
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