135 de ALEN KERISH


"Estamos dispuestos a creer aquello que anhelamos".

Demóstenes
Creía que moriría
a tu lado, en mi almohada.
Creía que soñaría
repicando las campanas.

Creía que así sería,
creía que me amarías
y que mi lado estarías,

pero ya no creo en nada,
porque tú, amiga amada
fuiste como una montaña
inexpugnable, muy alta
para mi ansia cansada
de imberbes esfuerzos vanos
que de entre mis viejas manos
moribundos, claudicaron.
Adiós al destino ufano
de mi vida sin retorno.

Creía que así sería,
creía que moriría
y sin embargo te amo.

CABALLOS de MÁXI DE LA PEÑA



Sobrevino la noche de los caballos
mientras las sirenas del orden
intentaban combatir la estampida.

El galopar de los equinos
retumbaba en el asfalto
de una ciudad inerte.

Caballos salvajes de pelaje negro
relinchaban entre el fuego eléctrico
que convertía en ruinas los parques.

Nana de la luna
canta a los vivos enterrados
que los caballos
pueden morir de agonía


EL VINO Y LA SANGRE de JAVIER PERALES



El vino y la sangre
se enfrentan cada noche
en el tablero después de la cena.
Cada vez que la copa rebosa
la sangre mancha el mantel,
corre veloz hasta estrellarse sin remedio
contra la realidad fría del suelo,
sangre, vino, aliento,
voces que se atreven,
esfuerzos que se superan.
Sangre derramada es sangre perdida,
invisible igual que el contenido
de una botella rota hecha pedazos,
después solamente arrepentimiento,
el sonido del marfil al crujir
y la huida de las ideas estúpidas
que antes tuvieron vida
alejándose como el eco vivo
que una vez salió de su boca.

EDITORIAL ABSENTA POETAS Nº 15

     
        Salía siempre inmediatamente detrás del último cliente,
apenas a un metro de su espalda. En la calle, la bastaba con
alargar el brazo para subir casi al paso al primer taxi. Se
acomodaba en el asiento trasero viendo en el retrovisor apenas
despuntar el alba con el sol convertido en un tímido punto
luminoso aún distante. Con las piernas cruzadas y la cabeza
apoyada se dejaba acunar por las exigencias del tráfico escaso a
esas horas, únicamente ordenado por hurañas y escuálidas señales.
Mantenía los ojos cerrados durante todo el trayecto, aún
así la costumbre hacía que supiese dónde estaba en todo momento.
Conocía de sobra cada recta, cada curva, las subidas y bajadas así
como las claridades y distintos golpes de luz que entraban a través
del parabrisas recorriéndole la cara. En el portal, como si se
tratase de una danza seductora y tribal se quitaba los tacones por
miedo a molestar con el traqueteo de los pasos, en el ascensor, la
chaqueta y las medias para ahorrar tiempo. Calentaba una taza de
leche en el microondas mientras acababa de quitarse la ropa,
seguido la apuraba de un trago de pie en la cocina. Por último
pasaba la mano por el lomo del gato y se metía en la cama. Estaba
acostumbrada a coger el sueño con la persiana a medio bajar,
contando en la pared el movimiento de los reflejos de la ondas
marinas. Permanecía quieta con la silueta encajada en el viejo
colchón que la abrigaba con un sinuoso abrazo. Se rendía
satisfecha al ritual diario del sueño pensando que de nuevo volvía
a ganar la partida al amanecer en un pulso desigual contrarreloj.

El Padrino

PRESENTACIÓN de la revista ABSENTA POETAS nº15 (10º aniversario)


Os esperamos el próximo Sábado 8 de Noviembre en la LIBRERÍA GIL (Plaza Pombo, Santander) a las 19:30. Recital de poesía y como siempre os podéis llevar un ejemplar de nuestra revista gratuita de poesía.