Actualmente extiendo mi palabra
desde el libre transitar
del sosegado remanso,
lejos del estéril muro
de una niñez atascada por el veto.
Aquel enmudecer forzoso,
hoy hospeda otros silencios: los de la discreción.
No es que mi pluma esté anclada
ni el pensamiento en letargo,
pero Prudencia recuerda,
que destapar realidades
poniendo el cascabel al gato,
aún sin presidio y galeras
al valiente le hace esclavo.