EL DESEMBARCO DE POESIA (cuaderno de Normandía)



Ya ha visto la luz el número especial que Absenta Poetas ha publicado con motivo del sesenta y cinco aniversario del Desembarco en Normandía durante la II Guerra Mundial, por tal motivo, y con un marcado acento anti-belicista, este cuaderno especial aglutina relatos y poemas de Mikel Lado (autor también de la maquetación y las ilustraciones del mismo), Javier Perales, Alen Kerish, Juanjo Galíndez e Isidro R. Ayestarán.
Con fotografías realizadas durante su periplo por las localizaciones exactas de aquel episodio bélico, y bajo el subtítulo de "Arena, agua y poesía...", los miembros de esta Asociación Cultural quieren agradecer la colaboración prestada del Ayuntamiento de Camargo, así como a los distintos medios informativos que recogieron dicho viaje, como El Diario Montañés, Radio Camargo, Diagonal Cantabria, y, especialmente, a todos los que nos apoyan, alientan y leen.
Y para abrir fuego, el primer relato de este cuaderno especial:

UNA FOTOGRAFÍA BAJO LA LLUVIA, de Mikel Lado Peña

Jack Swinney tenía seguramente unos padres, una familia, posiblemente hasta una novia; es más que probable que fuera una chica inglesa que conoció durante el tiempo que estuvo en la isla. Era un joven venido desde la soleada California, que curiosamente está ahora descansando bajo la fina lluvia de la baja Normandía. Se podría hablar de su vida, pero no sabemos en realidad demasiado, sabemos no obstante que pertencía a la 101 División aerotransportada, que el día 6 de junio de 1944 saltó en paracaídas desde un avión, a un lugar al norte de Carentan, y que tenía un objetivo que alcanzar y tomar, junto con más compañeros. Tampoco tuvo tiempo de hacer mucho más, porque ese mismo día de junio, el famoso día "D", acabó su vida.
Cuando paseábamos por el cementerio americano de Colleville-sur-mer, junto a la conocida "Omaha beach", lo que más me llamó la atención es que en ese lugar no se respiraba sensación de victoria, evocación a la guerra, odio o patriotismo exacerbado; lo que se notaba era el profundo respeto y gratitud a los allí enterrados. Todo el conjunto de tumbas era como si formara un gigantesco monumento por la paz. Las más de 9.300 personas allí enterradas nos recuerdan, tristemente, cual es el precio de las guerras. Y en esa en concreto, hubo cincuenta millones más...
Han pasado sesenta y cinco años desde aquel 6 de junio, pero conviene refrescar de vez en cuando la memoria colectiva de la gente, para que nunca nos olvidemos que la paz no es fruto de una sola victoria, es el triunfo de una lucha constante, en la que no hay que bajar nunca la guardia.
Aún hay demasiadas guerras, muchas de ellas olvidadas, como sus víctimas...
Todas las cruces del cementerio de Colleville-sur-mer son blancas, ninguna destaca más que las demás; tal vez nos recuerdan unos principios fundamentales que a veces se olvidan; todos los hombres merecen el mismo respeto, el respeto a la libertad y a la vida. Todas las vidas, todas, tienen el mismo valor.
Jack, no obstante, tenía dos flores junto a su tumba, eso me llamó la atención, y tomé una fotografía.
Alguien aún, - pensé -,
en su recuerdo, le sigue teniendo presente...

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