Estibar la carga y echar a volar,
consumir el aliento con prisa,
secundar la voz que no llega,
sentir florecer la duda
explotando en el interior.
La realidad venida a menos
acomplejada, compungida
sujeta por el yugo invisible,
recogida en los brazos,
en las manos del exilio
rendida por las leyes del azar.
Memoria que escuece en los ojos
mueve páginas de papel cuché,
se cae el lustre de las paredes,
el polvo de las fachadas
y el envoltorio de celofán
abre brechas en travesaños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario