El humo de la madrugada borró tu rostro.
El agua del río llenó tus ojos de barro.
Es hora
de estar sin estarlo,
de refugiarnos
y apagar la luz.
La noche aguarda sin afán tu llegada.
Ahora decidimos.
Nos hemos ganado la libertad,
libertad que dejamos ir.
Será bueno recordar sin sed,
sin manos expectantes a la mañana,
sin buenas intenciones que finalmente serán
malas.
Sin temor.
Aquellas respuestas migrarán hacia mi
esquina
para traernos de vuelta a esta tarde.
fotografía de Jean Jacques André
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