LAS PALABRAS de Javier Perales

Las palabras son albatros,
vuelan libres en nudos de plumas,
en lazos de versos
seducidas por cálidas brisas,
envueltas en la tempestad,
llegan a tierra firme
guiadas por golpes certeros de timón,
por manos sabias,
geometría estúpida con sabor amargo,
puntos y comas,
aritmética del deseo fugaz,
ardiente parábola y ecuación casual,
geografía ignota,
matemática de lo absurdo,
física en desuso,
química certera y ecuación casual.

DOS DEDOS de Mikel Lado Peña


A Django Reinhardt (1910-1953)


Dos dedos pueden ganarle una carrera al viento
aunque traiga prisa por imponer los malos tiempos,
en donde las botas de marchar a un mismo paso
golpean los adoquines de los Campos Elíseos,
tratando de aplastar en una dura, seca y mortal nota
todo ritmo que suene a libertad.

Nada sera igual, antes o después
todo en fuego se habrá convertido y tú, tranquilo
dos dedos y demasiado swing para parar
aunque los perros suelten sus malditos ladridos.

El viento cambió, paró la tempestad
tiempo de cruzar hasta Manhattan este Atlántico mar,
pero dos dedos extrañados, no se sienten muy cautivos
por la electricidad que impone ahora el camino.

Dos dedos que inexorablemente llevan a otro París,
a callejear el mes de junio por Samois-sur-seine,
a regresar otra vez a por una taza de chocolate,
a dedicarte una nota en swing menor, si lo consigo.

Siempre se añorarán los viejos tiempos
y una selmer macaferris para gypsyjazzear,
cuando el maestro enfundó tranquilo su guitarra
estaba diciendo, -hasta aquí llegó mi fiesta amigosera
su gitana despedida, que nadie supo entonces interpretar
era que se iba con el viento, que un día, lo trajo hasta acá.

EL PERIODISTA DE CUERO de Juanjo Galíndez

El periodista de cuero
se cuela invitado.
Sus ruedas no despejan
perfil,
recomiendan lágrimas
recorriendo juntas
escapes fumados.
Consuela la vejiga suave,
alegría en sus cantos,
susurrando hacia dentro,
relamiel de tus labios.
El periodista de cuero
busca el mundo
deseando morir.
Anoche le preguntaron
que qué contemplaba...
Anoche.
Sus armas son brazos,
siempre y confiado,
por eso no llora,
sorbe sonriente
dulce y salado.
El periodista de cuero
no existe, le viste
palpitando.
Prueba a colarte
entre posos
de cromado.
El periodista de cuero
no existe,
le inventé
por estar a tu lado.

EL VALOR DE UN PARACAIDISTA CON VÉRTIGO de Oscar Domínguez

Si buscas una tormenta en mis ojos, si buscas el miedo
como se hace en un callejón oscuro
si me ves temblar en pleno agosto al sentir tus manos
si no existirá entre nosotros la palabra excusa
y la única sombra procederá de tus pestañas,
no olvides que tú eres el trueno
y el brillo en la mirada de un gato asustado,
eres el escalofrío que camina por la espalda
y la luz entrando por la persiana cada mañana.

Porque todo tiene el color azul de las sienes
y un taxi me quiere llevar lejos de tu calle
en un día sofocante con la ventanilla cerrada.
En la radio hay una tertulia sobre el amor
y otros misterios
pero nadie ha reparado en los escombros del corazón,
hoy recuerdo que tendrás el cuerpo arrojado
sobre arenas blancas
y el Sol secará las lágrimas en tus gafas de sol
cada vez que pienses en mí.

Si buscas en mí el valor de un paracaidista, si buscas
la firmeza de una fortaleza
si me ves en la tristeza de una farola fundida
si mientras Carlos se pasa la vida pintando en el cielo
yo te busco en una paleta de colores,
no olvides que tú eres el vértigo
y un ejército poderoso en busca de la conquista
eres el sereno en las noches de verano
y el tono verde de mi esperanza.