DOMINGOS de JAVIER PERALES

Si no existiesen los domingos
veríamos las semanas como libros abiertos
con las hojas arrancadas,
como puertas sin llave,
los días se sucederían
en forma de incontenibles riadas
en las que barcos sin ancla
navegarían a la deriva
buscándole sentido a un viaje sin retorno,
los coches se moverían solamente en un sentido
dando la espalda a las ciudades,
ofreciéndolas luces rojas de prohibido
entre nubes sucias de humo,
papeles que vuelan llenos de polvo
y tenues llamas de velas encendidas.
Sin los domingos los versos perdidos
no encontrarían reposo en cuadernos
con renglones milimetrados,
el anhelo no tendría forma de pisapapeles,
la ansiedad no sería calma,
los pies no nos llegarían al suelo,
los brazos a la mesa,
ni la corbata al cuello.

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