A MI QUE ME QUISE CON LOCURA, de Logan

Hice del onanismo hábito insano
y de mejor compaña mi reflejo
que hizo oídos sordos de antiguos consejos
volviéndome ambidiestro de ambas manos.

Restalla el flagelo de siete colas
en las siete espaldas que dio mi nombre
dejando que el rojo dolor asombre
al que osó dejar mi presencia a solas.

Qué importa ser nada, todo o algo.
Un sabio, cien locos, mil ascetas,
otro tonto que pierde la partida.

Las arrugas definen lo que valgo,
que nada respire entre sus grietas,
mis manos sabrán limpiar la herida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario