ESCONDIDA DEIDAD, de Juanjo Galíndez


Siempre quise morderte
entre las piernas.
Invadir mis labios
en la tupida entrada
de tu jardín secreto.

Saciarme de este sinsabor mordaz
con que hiciste agonizar mis deseos
y amarte, y entre sutilezas
y delicados fines morderte
y hacerte gritar.

Siempre intenté redescubrir
tu losa ente la hojarasca
que cayó del tiempo y la distancia,
siempre quise mirar hacia adentro
para averiguar si todo había muerto
porque me resistía a aceptar su final.

Siempre quise morderte
entre las piernas.
Enjuagar con tu vino mi boca
y embriagar mis sentidos
sin dejar de beberte
hasta olvidar que existo
y sin existir no dejar
de quemar con tu fuego mi paladar.

Siempre quise morderte
entre las piernas,
sin mirar al cielo
para no abominar su gesto.
Sin que nada se interpusiera
entre mi furtivo aliento
y tu escondida deidad.

Siempre quise morderte
entre las piernas.
Espirar mis ansias
vislumbrando si mereciste
mis pasiones,
si mereció mi interminable dolor
tu atroz indiferencia,

y aún siendo negativa la respuesta,
saber...
Cuál es tu sabor en realidad.

lámina: variante de "Tepidarium", original de Alma-Tadema (1881)

1 comentario:

  1. Absentos, os acabo de ver en el diario montañes con vuestra hazaña normanda... estoy deseando escuchar vuestras anecdotas sin periodistas de por medio! ...por cierto, en la foto pareceis un grupo de folk nordico o algo asi, jeejeje. q salaos que sois!
    Besiños y a seguir frikeando...
    L.

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